EVA SAN MARTÍN. La campaña electoral para el #20D entra en su fase final y decisiva. Pero hay una cuestión peluda que sobrevuelva el ambiente: ¿votaría usted a un gato como presidente del Gobierno? Un candidato peludo que dispute el puesto al bipartidismo de Mariano Rajoy (PP) y Pedro Sánchez (PSOE), que eclipse al flamante Pablo Iglesias (Podemos), reivindique el hueco perdido por Alberto Garzón (IU) o que ponga en evidencia las contradicciones de Albert Rivera (Ciudadanos).
Puede sonar descabellado, pero ejemplos de gatos políticos hay por todo el mundo: desde el felino Limberbutt, que disputa la presidencia de EE.UU. al mismísimo Donald Trump este 2016, el minino Barsik, que quiere legalizar el catnip en Rusia, y hasta un gato que ha sido alcalde 16 años en Alaska.
¿La clave de su éxito? El hartazgo ciudadano con los políticos tradicionales y la lucha por una política más amable con los gatos del mundo. Sigue leyendo