Gatos guardianes del museo ruso

Gatos del museo Hermitage, en San Petersburgo, Rusia.

Unos 70 gatos viven en el museo Hermitage de San Petersburgo, y ahuyentan a los ratones que destrozarían millones de obras de arte de los sótanos. Tres trabajadoras les cuidan y alimentan mientras que encuentran adoptantes.

EVA SAN MARTÍN. Verenka y Sergo son dos gatos con un cometido muy especial: custodiar cuadros de Da Vinci, estatuas griegas, papiros egipcios y otros millones de tesoros ocultos en los sótanos del museo Hermitage de San Petersburgo.

Los una vez callejeros, hambrientos y miedosos Verenka y Sergo son sólo dos de los cerca de 70 gatos de ambos sexos (esterilizados) que ahora son cuidados y queridos, como parte importante de la familia del museo ruso, una de las pinacotecas más grandes del mundo, con tres millones de obras, y menos de una tercera parte de ellas expuestas. El resto, están custodiadas por los gatos del sótano.

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Uno de los 70 gatos del museo Hermitage, en San Petersburgo. / Foto (y apertura): @yury_molodkovets

Aquí, gracias a los esfuerzos de Maria Haltunen, asistente personal del director del museo y quien, entre otros cometidos, ejerce de jefa de prensa de los gatos del Hermitage, los felinos ahora tienen su propio hospital en el sótano del museo, una cocina donde les preparan la comida y tres trabajadoras que se ocupan de ellos a jornada completa. «Los gatos se han convertido en protagonistas importantes de la vida del museo, forman parte de la leyenda e historia del Hermitage», dice Mikhail Piotrovsky, el director del museo.

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Los gatos viven en los laberínticos sótanos del Hermitage, gatificados para servir de hogar temporal a los felinos en busca de adoptantes. / @hermitage cats

No siempre ha sido así: hace 20 años, Haltunen se encontró a un grupo de gatos hambrientos y con frío refugiados junto a las tuberías de la calefacción del museo. Preocupada por su situación, Haltunen y una compañera comenzaron a alimentar a los felinos. «Hacíamos la ronda después de nuestra jornada de trabajo, era horrible porque no teníamos apoyo y sí mucho trabajo, pero una vez que comienzas, ya no puedes parar. ¿Qué otra cosa podíamos hacer?», dice Haltunen en una conversación por Skype.

Gatos del museo Hermitage, en San Petersburgo, Rusia.

Los trabajadores del Hermitage han gatificado los sótanos del museo para cuidar de los gatos sin hogar de San Petersburgo./ @hermitage cats

Entonces, decidieron organizarse. Pusieron en marcha una campaña de recogida de dinero para los gatos. Aparecieron los primeros artículos en los periódicos. La gente comenzó a interesarse por los gatos del Hermitage. El director cedió unas salas en el sótano del museo para atender a los felinos ancianos y enfermos. Y una cosa llevó a la otra. «Ya sabes cómo son estas cosas: ves un problema y sabes que tienes que hacer algo», sigue Haltunen

Gatos del museo Hermitage, en San Petersburgo, Rusia.

Sergo es uno de los gatos que custodian las millones de obras almacenadas en los sótanos laberínticos del Hermitage, en San Petersburgo.

Gato del museo Hermitage, San Petersburgo, Rusia.

El amor peludo florece en los sótanos del museo Hermitage… Purrrrr

En teoría, los gatos del Hermitage tienen una tarea: cazar los ratones que traten de mordisquear las obras de arte almacenadas en el sótano del Palacio de Invierno, unas cerca de dos millones de piezas. Aunque las trabajadoras saben que esta tarea es dudosa: los felinos están bien alimentados, el sótano adoptado para ellos, una zona de hospital, para cuidar de los felinos enfermos, e incluso cuentan con una cocina felina propia en el sótano donde sus cuidadoras preparan sus platos preferidos. Aun así, Halmuten está convencida de que la sola presencia de los gatos, y su olor, sirve para ahuyentar a los roedores.

Gatos del museo Hermitage, San Petersburgo, Rusia.

El guapo Verenka, uno de los gatos del museo Hermitage, San Petersburgo, Rusia, busca casa de adoptantes.

Gatos del museo Hermitage

Shurochka vive en el museo Hermitage. ¿Soy la única en derretirse con esta bigotuda?

Los gatos han sido habitantes del museo Hermitage desde que el zar Pedro I trajo al palacio un gato macho que le regalaron en Holanda. Después, su hija la emperatriz Isabel dio orden de traer al palacio «los mejores y más grandes gatos de Kazán», en otras palabras, aquellos felinos más diestros para cazar ratones. La emperatriz Catalina II, creadora del museo en 1764, otorgó a los felinos el estatus de «guardianes» de las obras de arte almacenadas en las galerías. Los felinos han vivido en el Hermitage desde entonces, con excepción de la II Guerra Mundial, cuando todos los animales murieron, pero regresaron después con el cometido de frenar las plagas de ratones que asediaron San Petersburgo.

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Este es Mouse en el sótano del Hermitage; su hermano Mickey ya ha sido adoptado, y él espera encontrar pronto su casa purrrrfecta.

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Los gatos del Hermitage ya no son seleccionados por su destreza para la caza de ratones. El veneno hace este trabajo por ellos. Los felinos del museo vienen aquí de las calles, y los trabajadores del Hermitage están contentos de ayudarles y encontrar buenas casas de adoptantes para ellos. Además, los gatos del Hermitage cuentan con un sitio web propio, donde las trabajadoras canalizan las ayudas y el programa de adopción para poder seguir rescatando nuevos felinos de la calle en apuro, y financiado por patrocinadores privados. Cuando un gato del Hermitage es adoptado, este viene con un certificado que lo acredita como «gato del Hermitage», una distintción poco habitual entre los gatos callejeros. ¿Os imagináis vivir con un gato del Hermitage?

hermitage5Los gatos del Hermitage ya no tienen miedo de la gente: incluso tienen un efecto positivo en el ánimo de sus empleados. Y aunque no pueden entrar en las salas del museo reservadas para los visitantes, muchos trabajadores del Hermitage han traslado sus oficinas más cerca del sótano para recibir las visitas de los felinos, cuando ellos gusten. Además, en verano es fácil verlos en los patios y jardines, y no es raro que algún felino logre colarse en las zonas prohibidas del museo, para regocijo de los millones de turistas que cada año visitan el Hermitage.

Los felinos guardianes del museo ruso incluso tienen un día al año para ellos: el Día de los Gatos del Hermitage, que celebrarán el 27 de mayo, con visita de escolares a los laberintos, concursos de pintura felina, y exposición de los trabajos destacados en las salas del museo.  ¿Y si esta iniciativa sirviera de ejemplo? ¿Y si el Prado de Madrid, el Guggenheim y otros grandes museos del mundo se hicieran un poco más peludos y sirvieran de refugio a los gatos callejeros, mientras protegen sus colecciones de los sótanos, con programas de adopción? No sé a vosotros, pero a mí me parece una idea purrrfecta.

6 comentarios en “Gatos guardianes del museo ruso

  1. Miren

    Tienen que coger ejemplo todos los museos de alojar felinos.Son maravillosos cazadores aunque estén bién comidos es sun instinto.

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