EVA SAN MARTÍN. Cada mañana, Mohammad alimenta y da cariño a los 170 gatos abandonados de los que cuida en la devastada ciudad de Alepo, convertida en el centro de la guerra en Siria y bastión de los rebeldes contra el régimen de Bachar el Asad. «Cuando la gente comenzó a abandonar Alepo, los gatos empezaron a reunirse delante de mi casa», cuenta Mohammad Alaa Aljaleel, conocido como el hombre del gatos de Alepo (Siria), en una entrevista exclusiva a EN EL NOMBRE DEL GATO.
Mohammad, antiguo electricista, vive en Alepo con su mujer y tres hijos. Desde el comienzo de la guerra en 2011, conduce una ambulancia que salva a diario la vida de niños y adultos víctimas de los bombardeos, -250.ooo civiles se encuentran cercados al este de la ciudad, según Cruz Roja-.
Pero la guerra de Siria también es un infierno para los gatos. Y Mohammad arriesga cada día su vida para proteger a estos felinos dejados atrás por personas fallecidas y refugiados que huyen del país. «Alguien que siente compasión por la vida humana, siente compasión por todas las formas de vida», sentencia Mohammad, convertido en un héroe para los felinos de Alepo.
«Todo el mundo abandona la ciudad, incluidos mis amigos; estos gatos son mis amigos ahora y no les dejaré nunca», cuenta Mohammad, que ha creado un santuario para los felinos en su casa y cuenta con el apoyo del colectivo Il Gattaro d’Aleppo.
«Por suerte, tengo amigos en todo el mundo, que nos ayudan y donan dinero para seguir ayudando», sigue en una conversación por mensajería instantánea.
Al principio de la guerra, Mohammad conducía cada mañana su ambulancia hasta la carnicería local en Alepo, donde compraba restos de carne barata y casquería para los gatos. «Eso fue antes del bloqueo, ahora los gatos sólo comen arroz y las latas de conservas y sardinas que algunos amigos han podido almacenar; pero la situación es crítica», explica Mohammad.
Poco después del comienzo de la guerra, Mohammad tuvo la oportunidad de huir a Turquía, pero decidió quedarse para ayudar. Y para este conductor de ambulancia, ayudar implica no sólo cuidar de las personas sino también de los animales atrapados en el horror de la batalla. «Cuidar de los gatos víctimas de la guerra es un segundo trabajo para mí», cuenta Mohammad.
Aunque habrá quien quiera criticarle, el esfuerzo de Mohammad por cuidar a los gatos de Alepo es loable y está cargado de sentido, aseguran los expertos. Ayudar a los animales, señalan, es ayudar a las personas. «Para muchos de nosotros, los animales son como niños y ancianos, las víctimas más injustas e inocentes de la guerra», explica Gerardo Huertas, director de operaciones en desastres de Protección Animal Mundial.
«Proteger a los animales es también parte de la naturaleza humana, nos permite conservar algo de la humanidad que permanece en el maldito escenario que es una guerra», zanja.
El amor por nuestros queridos amigos de cuatro patas resiste los tiempos de guerra, son para muchos de nosotros miembros de la familia. Un refugiado sirio viajó en barco hasta Grecia con su gato. Y una familia iraquí huyó del país con su felino llamado Kunkush. Y no son los únicos. «Abandonar a tu gato o perro por culpa de la guerra es muy doloroso», dice Gerardo. Pero, por desgracia, hay muchos animales que se quedan detrás.
Los gatos de Alepo tienen suerte de contar con Mohammad. «Estos gatos son mis amigos, me quedaré con ellos pase lo que pase», dice este increíble chico de gatos, convertido en el héroe de los felinos de Alepo.
Que Dios te dè muchas bendiciones salud prosperidad amor te lo mereces mohamma aala, mucha vida.